lunes, 10 de octubre de 2011

La Libelula

Mi taxi está parado en el asqueroso transito de un Buenos Aires de viernes a la tarde, suena mi celular. “Si, hable…” “Le comunico que falta 1 hora para que tome su vuelo, Sr.Gomez” “Que vuelo?.. Quien habla?...” “abra su maletín ahí encontrará todo lo que necesita, y recuerde que lo estamos observando” “debe haber una equivocación señorita yo no soy Gómez…” se corto el llamado
Si, algo le faltaba a este lluvioso viernes es que me agarre este transito y que me confundan con el bobo de la oficina.
Gómez ese patético hombrecillo, Su pelo engominado y sus anteojos de vidrios gruesos denotan una figura de andar torpe, Ja!! Pobre Gómez  vive llevándose las cosas por delante. Aparte confundirme a mi, 1.90 mts de estatura con ese alfeñique de 1.50, si hasta parece que su madre lo viste, zapatos negros del tipo escolar con suela de goma bien ancha, sus pantalones marrones con viejas manchas de quien sabe que, su estúpida camisa verde agua y ese suéter a rombos, ahgggg!!   Su mal gusto me hace doler los ojos.
La vez pasada uno de los muchachos, Troiani el cadete nuevo, quiso jugarle una broma a Gómez, la misma broma que se hace en cualquier oficina, le pego un papel en la espalda, que decía  “pegue Aquí” e íbamos todos y lo palmeábamos fuerte en la espalda.

No se que fue de la vida de Troiani, creo que lo transfirieron a la dependencia de Córdoba, no sé al fin y al cabo cadetes son los que sobran, distinto es que me transfieran a mi, ah! yo si soy indispensable….
Por fin se mueve este condenado taxi, y otra vez el celular “Siii…” atiendo fastidioso y la misma vos de mujer me dice “Sr.Gomez acate las ordenes que le dí, revise su maletín y regrese a destino, o tomaremos serías medidas, y ya sabe de lo que somos capaces” “Pero señorita ya le dije que yo…” cortó de nuevo la condenada.
La curiosidad me ganó y abro mi maletín, una 9mm niquelada apareció en primer plano rodeada de otros papeles una visa, un pasaporte y un grueso fajo de dólares. En el fondo un sobre de papel madera se encontraba cerrado por un hilo, “Vamos por Panamericana,…” le dije al taxista, que gracias a dios era de los que manejan y no hablan, si hay algo que odio son los tacheros que se las saben todas, patéticos, si supieran tanto no estarían manejando un taxi.
Tomé el sobre y lo abrí, metí la mano y saque la quinta hoja de un viejo informe de defensa que se había descartado hace muchos años en la oficina,  se encontraba garabateado pero me lo conocía de memoria, ya que había realizado la corrección del mismo, pero terminamos por descartarlo, dado que sería raro que no siendo nuestro país una potencia nuclear alguien se le ocurriera atacarnos con una bomba o algo así.
Sacudí el sobre que parecía vacío y cayó una servilleta de papel como las que te dan en los cafés con su doble borde de color azul, en una de sus esquinas tenia el dibujo de una libélula, la abrí tenia varios puntos escritos con horarios, nombres, direcciones y ordenes precisas, miré mi reloj y ya habían pasado 5 minutos desde el primer llamado.
Observo el primer punto y dice: Panamericana bajada San Fernando – Aeródromo – Bell Air Company

Los muchachos de la oficina sabían de mi compulsión por las novelas de misterio, por lo que seguí mi impulso y le dije al taxista, que bajara en San Fernando y me deje en el Aeródromo, no se por qué me olía detrás de esto una pesada broma de los muchachos y les seguí la corriente.
 Me bajo del taxi y mis zapatos se posan en un charco que creó la lluvia, “la puta madre, mirá el traje nuevo…” la broma les va a costar cara, me doy vuelta para pagar el taxi pero este se aleja rápidamente, me quedé con el dinero en la mano viendo como salía como endemoniado, bueno al menos voy a usar el dinero para la tintorería.
Me enderezo meto la mano en el bolsillo interior de mi piloto y saco un paquete de  Marlboro, enciendo uno y me dirijo hacia el mostrador de Bell Air Company.
Al llegar apoyo mi maletín sobre el mostrador, y aparece una hermosa mujer de cabellos negros y grandes…Ojos, entregue el pasaporte y el pasaje que estaba dentro del maletín, miro mi reloj y faltaban 5 minutos para que se cumpla la hora, y dije ahora van a aparecer los muchachos y seguro que me llevan a un cabaret de por acá, la mayoría sabía que hoy es mi cumpleaños. La morocha me entrega mis papeles cuando por detrás de mi hombro siento una mano que me agarra fuertemente. “Camine y no intente mirarme Sr.Gomez..” Mis pies casi no tocaban el suelo cuando me metió de un empujón al baño y recibí un golpe que me durmió….
Me despierto y no puedo ver nada solo siento el zumbido del avión y el olor a tabaco. De pronto una voz grave, con un extraño acento susurra a mi oído  “Despierte Sr.Gomez” me sacan una capucha negra, y observo en frente mío un señor muy bien vestido que sostenía en su mano izquierda un gran puro Cubano y en la otra un vaso con un mojito, su refinada apariencia se destacaba, impecable traje negro, Versace quizás, unos impecables Ferra gamo con un zarcillo en forma de Omega, los cuales nunca tocaron la tierra dado que su suela se encontraba intacta.
Da una larga pitada me mira fijo y dice: “Es un placer el tenerlo frente mío Sr.Gomez, debo aclarar que no soy una persona que aparezca frente a cualquiera… pero como soy un hombre de negocios envíe por Ud. para terminar nuestro asunto…tiene los informes?” en ese momento la morocha que me atendió en el mostrador de Bell Air me quitó de un tirón la cinta que tapaba mi boca, y se sentó a su lado con un andar felino que denotaba que era solo una cosa, su amante.
“Aquí debe haber un error yo no soy el Sr.Gomez, Soy….” “ Esta bien, lo llamaré libélula tengo entendido que así lo llaman no?” “De que me hablás.. No conozco a nadie con ese nombre, solo soy un tipo común que se dirigía a su casa después del trabajo…pensé que todo esto era una broma”
“Una broma Sr. Gómez, déjese de vueltas y entrégueme esos informes, le puedo asegurar que puedo ser muy persuasivo….” La chica se vuelve a poner de pie y pone un celular en mi oído y escucho la voz de mi novia llorando y diciendo que le de lo que piden o sino la van a matar,“Entonces, Sr. Gómez?...que responde” Me recorre un sudor frío por todo mi cuerpo, una electricidad como las que ocasiona el exceso de adrenalina. Pero debo obtener mas tiempo y así poder ordenar mis ideas, y le dije  “Déme tiempo debo resolver algo antes” “Por supuesto..Le daré 48 hs y lo dejaré en Ciudad del Este
para que atienda sus asuntos, pero recuerde que como buen hombre de negocios me cobro las garantías…”

Nuevamente sentí un golpe que me adormeció, para cuando me desperté habían pasado algunas horas, estaba en una sucia habitación de un hotel, olía a alcohol y una mujer desnuda yacía a mi lado, en mi mano la todavía humeante 9 mm me ponía en evidencia, guardé el arma entre mis ropas y busqué en mi piloto el paquete de cigarrillos pero solo encontré un Cohiba siglo I, listo para fumar, quizás era un recordatorio de que aquello no había sido un mal sueño, revisé mi bolsillo interno y encontré la servilleta y leí el segundo punto que decía  - Calle Padilla – Parque Las Américas – Magangue – Colombia. Tomé el maletín abrí la puerta de la habitación y me topé con el conserje que me habló primero en guaraní y luego me dijo – Dale que se te terminó el turno- “bueno ya bajo paragua, y te pago pero a la piba dejala dormir un rato” con lo cual el conserje dio media vuelta y se encaminó hacia la recepción.
Pagué la habitación, salí a la calle y tomé un taxi le pedí que me llevara al aeropuerto.
Pase todo el viaje observando por la ventanilla casi como somnoliento, desobedeciendo al chamamé que escuchaba y cantaba el chofer del taxi, salgo de ese trance cuando la voz chillona del chofer me indica que estamos cerca del aeropuerto, entonces me doy cuanta que debo deshacerme del arma, pero como hacerlo, entonces estornudé fuertemente en su oído, y dejé caer el arma debajo del asiento del conductor. El chofer me insultó en guaraní y me dejó en el aeropuerto. Al bajar noté movimientos extraños en la Policía, los agentes actuaban como nerviosos y recordé el cadáver de aquella chica en el hotel, quizás estaban tras mis pasos, me acerque al mostrador de TAM y pregunté si tenían algún vuelo a Colombia, me dijo que no, me dí vuelta y veo que dos policías hablaban por radio y miraban hacia donde yo estaba, y ahí me volví y le pregunté a la señorita si tenía alguna reserva a mi nombre, Raúl Gómez, a lo que ella respondió que si y se dispuso a realizar el check-in,
Los policías se acercaban cada vez más y me impacienté ya los tenía a dos pasos de mi cuando un hombre que estaba en la fila de al lado mío comenzó a correr en un minuto la policía lo redujo y los perros antidrogas olfatearon la mercancía escondida en su saco, me hice casi invisible entre la gente y abordé el vuelo a Colombia.

La horrible comida del avión me descompuso, voy al baño y cuando paso cerca del teléfono del avión, este suena, y atiendo “Hola”  “Sr. Gómez veo que dejó cuidad del Este…recuerde que solo le quedan 36 hs para terminar nuestro negocio” “No lo he olvidado..” “nos pondremos en contacto..”
 Aterrizamos en  Cartagena  y lo primero que hice fue comprar un mapa de rutas y rentar un auto o carro como le dicen aquí, me dirigí a la ruta B hasta empalmar con la 25 y por esta hasta llegar a la ruta 78 donde llegué a Magangue.

Una pequeña Cuidad cerca de un lago, con típicas construcciones de origen hispánico.
Pregunte a los lugareños donde estaba la calle Padilla y ellos me guiaron gentilmente, recorrí las callejuelas hasta que me topé con un bar de mala muerte, será aquí, tome nuevamente la servilleta y leí el tercer punto que decía – Tres Esquinas – Cola de pétalo- Sr. Gómez, estaba desorientado pero usé mi lógica y conté una, dos, tres esquinas en la tercera se encontraba este bar y me pregunté que es cola de pétalo? Debe ser una bebida típica o una clave.
Entré al bar, me senté y el cantinero me preguntó que quería tomar y le dije “Una cola
de pétalo…” Soltó una carcajada y me dijo que era eso y le respondí “es una bebida de mi país…disculpe….Se encuentra el Sr. Gómez”  Se le borró la sonrisa y le dijo a un chico que estaba limpiando el piso que lo busque a Gómez. Por una de las puertas aparece este gigante adornado con tatuajes carcelarios y con cara de muy pocos amigos,
Y no lo dejé ni hablar “Gómez tenés que decirles la verdad tienen a mi novia y si no le entregás lo que piden la van a matar vengo escapando desde ciudad del este…la chica….hotel muerta….” Me fui callando de a poco, el solo me miraba hasta que el cantinero le susurro “debe ser policía cuidado”, y sin mediar palabra este gigante arrancó de su cintura una escopeta recortada. Antes de que pudiera apuntarme corrí hacia la salida, y un estruendo me dejó medio sordo..fue el escopetazo que dio en una de las puertas. Subí a mi auto y lo encendí todo en un mismo movimiento, aceleré hasta perderlos y doble en un pequeño callejón me recosté sobre el asiento del acompañante todavía estaba agitado y sudoroso, viendo por el espejo retrovisor vi pasar una camioneta repleta de gente armada, creo que los perdí definitivamente.
Me incorporé y miré primero a mi derecha y luego a mi izquierda y leí “Libélula Bar”
Entré esta vez en silencio, no iba a cometer dos veces el mismo error, tomé la servilleta de mi bolsillo y me senté en la barra. El cantinero me dijo “Que va a tomar?..” dudé y solo atiné a leer la servilleta y dije “Tres esquinas”  el cantinero se dio vuelta , en ese momento contuve mi respiración como esperando que me apuntara con algo, y tomó una botella de Ron y me sirvió un vaso, respire aliviado y mi mirada se perdió en el remolino de la bebida alcé mi cabeza y observe un gran insecto que estaba enmarcado en el centro de la parte superior de la barra, a modo de trofeo, El cantinero me pregunta “ Sabe lo que es?...” a lo que respondo “Cola de pétalos” y me dice “ El Sr. Gómez lo espera detrás de esa puerta…”
Bebí mi trago de un solo sorbo, quizás fuera ese mi último trago, miré mi reloj tomé el maletín y me dirigí hacia la puerta.
Fui a dar a una habitación donde, sonaba música clásica, habían interminables estanterías con frascos repletos de insectos, un hombre sentado de espaldas a mi trabajaba con una gran luz enfocada sobre el escritorio, y dijo “Atrayentes insectos las libélulas, parecen inofensivos pero son grandes depredadores…pasan desapercibidas ante el ojo común pero son una maquina perfecta de matar” el hombre se da vuelta y era el alfeñique de Gómez, ese ratón de escritorio del que todos se burlaban. Si bien estaba algo cambiado no traía sus gigantescos anteojos y por cierto estaba muy bien vestido,
“Pero vos Gómez …que es..yo…” “Es mi último trabajo, digamos mi seguro de desempleo, y te elegí a vos para que continúes mi obra ..” “Pero yo no se nada, ni siquiera se que buscan estas personas y tienen a mi novia …” “En este negocio a veces saber menos puede salvarte la vida…” refirió “aparte te elegí por tus cualidades…sino fijate como resolviste lo de la chica que te puse en paraguay o el incidente en el bar el Gabo”  “fuiste vos enano de mierda…te voy a..” “Pensalo bien, nunca actúes sin pensar..” me contuve y empezó a contarme que tras años de dedicarse a asesinar gente por encargo dio con este trabajo y que el pedazo de informe que tenía en el maletín ocultaba una clave para destrabar una gran cantidad de dinero proveniente del narcotráfico, el cual su cliente estaba interesado en tener a toda costa, pero que el no tenía la intención de dárselo, es más ese era su seguro de desempleo.
“Este trabajo debe pagar mi ultima expedición a Australia ahí se encuentra lo único que no poseo una Rock master de cuerpo azul, hermoso ejemplar” suspiró y comenzó a explicar la forma en que realizaríamos la entrega.
“Cítalo en este lugar, y recordá que las libélulas preceden a las tormentas” y me dio el resto de aquel informe.
Entonces después de explicarme como realizaría la entrega acomodó la solapa de mi saco, levanto parte del mismo y busco en el bolsillo interior donde guardaba la servilleta, se dio vuelta, escribió algo y dijo “ No lo leas hasta llegar a Buenos Aires y seguí al pie de la letra lo que está escrito”.
Tomé el avión a Buenos Aires comí algo en el aeropuerto, con los dólares que me quedaban compré un buen traje, unos buenos zapatos y me encaminé hacia el punto de encuentro.
Suena mi celular “Sr. Gómez le perdimos la pista en Cartagena, tiene lo mio?..” “Por supuesto pero se lo voy a dar cerca del Mangrullo en Cuidad Evita hoy a las 18 hs puntual, y traiga a mi novia..”
Corté, mi corazón palpitaba a un ritmo enloquecido, coloque la servilleta en mi bolsillo y salí hacia el punto de encuentro.
 Llegue primero y observe el lugar era un descampado lo único que sobresalía en el paisaje era la vieja torre de agua del barrio Cuidad Evita.
Al volver mi vista hacia la Richieri vi las 2 Hummer negras que llegaban de donde se bajó este hombre bien vestido con su amante, del segundo vehiculo bajaron 4 personas armadas, uno de ellos sostenía del brazo a mi novia.
Metí la mano al bolsillo y todos se pusieron nervioso y comenzaron a apuntarme el jefe levanto su mano, y en ese instante dije “Solo voy a sacar un papel…” Saco el papel y dice – Entrega el informe conta hasta 5 y agachate- me acerque hasta el hombre y entregue el informe mientras el chequeaba le dije que soltara a mi novia , habían pasado los 5 segundos, me agache y el lanzó una carcajada y dijo “Bueno me ahorraste el trabajo de pedirte que te pongas de rodillas..” Saco una glock  y me apunto apreté mis ojos como esperando el disparo cuando, sentí un zumbido cerca de mi cabeza luego la sangre de ese maldito corrió por mi cara.

La libélula estaba cazando a sus victimas desde la vieja torre de agua, tomé la Glock y maté a la novia del jefe y al chofer de la camioneta la libélula desde la torre hizo el resto, pero no pude evitar que mataran a mi novia.
No me sentí  nervioso, no me sentí dolido, solo experimente paz interior tomé aquel Cohiba de mi bolsillo lo encendí y realice una reverencia hacia la torre de agua, un reflejo de luz me respondió desde lo más alto
Una tormenta se acerca y sobre mi hombro se posa una libélula el viento arrastra el papel que había dejado caer en el tiroteo, lo junto del suelo y leo –SUERTE  0123364879694848 – Bco. General – Bahamas.

La libélula obtuvo su seguro de desempleo, y seguramente partió en busca de la Rock Master de cuerpo azul, pero ese día me dejo 3 Cosas Dinero, una nueva profesión y un apodo. Ahora mis clientes me conocen como el Sr. Gómez.

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