sábado, 29 de octubre de 2011

Amor mio

Siento que las horas no pasan
que mi llegada se retrasa
te veo lejana y deseada.
Las brumas del tiempo
se despejan del camino,
y veo tu sombra.
Cada vez; cada vez
Estas en mi mente,
como una locura
que no puedo sacarme
este amor no se despega
se aferra como una piedra y el mar.
Tus oleadas de amor vienen
y las extraño cuando se van
¿que hare de mi vida si no estas?
Mi corazon tiene hojas en blanco
y quiero que las empiezes a llenar
de a poco, despacio, y sin borrar.
 Dejame atravesar tu corazon
de hierro, se que por dentro es tierno
dulce como fruta madura.
Y dejame beber de tu amor,
 por el resto de los tiempos.

lunes, 24 de octubre de 2011

Veloz

Su moto avanzaba veloz, sorteando otros vehiculos,casi al limite en cada curva y en cada encrucijada,mientras miraba por encima de su hombro.El aceleraba y pensaba en la mejor ruta para escapar,no queria volver a aquel lugar,ese lugar que lo mantenia cautivo y que lo atormentaba en las noches.
Un camión se le cruza, pero resuelve pasar por debajo con su moto,el era un hábil conductor, aunque si despues del camión habia otro vehiculo, se estrellaria de seguro, provocando su muerte. Aun asi decidió hacerlo.
Temerario e inconciente paso por debajo,conteniendo el aliento y observando el transito, por suerte nadie venia detras del camión.
Sus perseguidores seguian firmes como sabuesos tras su presa, y el comenzaba a desesperarse.Recordó un viejo pasaje que tomaba en las noches en las cuales se ahogaba en alcohol,y decidio encaminarse hacia alli. Es que un  predador en su terreno es doblemente peligroso, y el conocia en detalle aquel pasaje que unia el parque con un barrio coqueto de casas de dos pisos.Alli se juntaba con sus amigos a fumar marihuana y tomar cerveza,en ese tunel el enfrentaria a sus perseguidores y asi conseguir su tan ansiada libertad.
Doblo en la esquina, ya estaba casi a dos calles de aquel pasaje y volvio a observar por sobre su hombro y algo llamo su atencion.Sus perseguidores no lo seguian,dudo por un momento en seguir acelerando o no.
Es que en estos casos si aceleras despiertas la curiosisdad de otros, y si te detienes quizas doblen por la esquina frente a ti y te atrapen, y eso era justo lo que el no queria,asi que disminuyo un poco la velocidad y aumento sus miradas.
Doblo en la esquina y se encontro con el tunel del pasaje,entonces recosto su moto en un arbustoal costado de la calle y la tapo con ramas, se coloco en un recoveco del tunel y desenfundo su BERSA 9 milimetros.
Miraba furtivamente y empuñaba fuertemente su arma, su respiracion se agitaba, feroz y erratica.
Entonces aparecio aquel auto oscuro y verifico que eran sus perseguidores, el momento de la verdad llegaba, eran ellos y su tormento o el y su libertad.
Espero a que ellos se bajaran del auto,pero extrañamente no lo hicieron,es mas apagaron las luces y pasaron por delante de el atraves de aquel tunel y se detuvieron antes de salir; apagaron el motor.
El conductor recosto su asiento y el del acompañante.Penso que se trataba de una treta o una distraccion, pero el no caeria facilmente.Salio por el extremo de aquel tunel,y los rodeo para caerles por el flanco.
Se acerco sigiloso por lo bajo, observando los nerviosos movimientos de aquel auto,sus vidrios empañados no dejaban ver lo que ocurria dentro.
Se acerco lo suficiente y tomo la manija de la puerta del conductor. La abrio, se paro y apunto su arma. El conductor estaba semidesnudo y su acompañante le besaba el pecho mientras que con su mano desabrochaba su pantalon. Los tres se miraron atonitos, pero el que disparo primero fue el.
La bala destrozo su cabeza y fue libre de una vez. Su mujer lo atormentaba noche a noche con sus salidas extrañas, y al descubrirla con su amante fue libre al fin.
Esta es la breve historia de un hombre perseguido por sus miedos mas profundos, pero no es una hitoria triste, pues el encontro su libertad, y ellos tambien.

lunes, 17 de octubre de 2011

Te Amo

Por casualidad te vi sentada en el rincon
tus cabellos rodeaban tu cuello,
y tu mirada clara se apodero de mi,
ni notastes mi presencia
ni parpadeastes ante mi corazon
te encendi de apoco como una hoguera
te encendi y te lleve de la mano
y dios nos vio juntos y a el le prometi
quererte amarte y ayudarte.
Mas esto no es una condena, solo un ducle regalo
un regalo que necesito pero no se si merezco
un regalo que abri y cerre incontables veces
y nunca deja de sorprenderme
Te amo, y es lo unico que condenza lo que siento por vos
sin tu presencia mi vida pierde el rumbo
sin tus caricias mi sol se oscurece
mi cielo se torna gris, mi alma se desprende
te necesito como mi sangre, por que te metiste bajo mi piel
te hicistes carne en mi, te amo y no se como encontrarte
de nuevo, pido a dios en mi ultimo dia ver tu rostro sonriente
sentir tus caricias, verte feliz, plena mas alla de mi vida.

Para la mujer que amo Mi bella dama oscura, mi dueña  mi todo


Mi hijo, mi hombre

Y te ayude con tus pasos,
y tus historias de juegos jugue,
te acaricie en las noches,
y por ti reí y lloré,
mas el tiempo hiso su trabajo,
crecistes, amando y siendo amado
reistes y llorastes, caminastes
y casites mil veces,
este es el juego que todos jugamos
el que lamentablemente tiene fin,
segui jugando a la vida, disfrutala
amala y odiala, crece con ella,
que ya llegara tu hora,
de acompañar pasos
de jugar las historias de otros juegos,
de acariciar en las noches,
y de reir por el y llorar por el.

Para mi hijo Andres, el dueño de mis dias

Mi Niña

Mi campanita, tu, destellante de luz
eres un faro,una playa con costas rocosas
un lugar bello e inaccesible.
profunda belleza rodea tu nombre,
profundos tus ojos,llenos de inocencia
y brillo sin igual,brilo que cuando se va
no vuelve,nunca pierdas la inocencia
mi niña, no la pierdas.
No pierdas la alegria,ni tus fuerzas,
no le des la espalda al amor,
que todo llega,ama , vive
lucha por tu felicidad,
que en escasos retazos llega,
y nos pasa por el pelo, y
 nos deja atras.

Para mi hija  Abril, mi sueño de cada dia

Endemoniada amante ausente

Fuego y azufre, cambiastes en mi la mirada,
dulce endemoniada caricias al calor del infierno,
sonrisa complice , aveces tardia y ausente,
caricias que van mermando,
espaciadas en la noche larga que se hace espera,
que me estas haciendo?
como quema la ausencia de tus ojos negros,como quema.
espero y ya no llegan, ya nunca mas llegan.

La duda

El camino se angosta con la espesura,
se nota como la suave linea se va borrando,
mas su mirada aun esta en el horizonte.
el sabe que esta acompañado, 
pero aun asi se siente solo,
pues un fantasma no es compañia.
si, su fantasma estaba ahi
pegado a el, mas la verdadera
y la unica ya habia partido.
cuando llegara el caminante a destino?
le esperaran rumbos nuevos?
por cuanto tiempo buscara el sendero?
que lo lleve de regreso a ese lugar 
tan preciado,el fantasma no sabe 
de su amor inmenso, duda de el
pero el caminante aun asi sigue
el no reprocha, el esta decidido a todo
por aquel amor,si hasta el probar
nuevas mieles si se lo piden.
Pero lo malo de ese fantasma 
es la duda existencial que lo carcome
la de seguir al caminante, o dejarse
llevar por sus ansias,pues su vida esta en un hilo
el cual el caminante aferra.
Pues si ese hilo delgado se corta
abajo los espera la tragedia.
y ahi van el caminante y su fantasma
unidos por el fino cordel,
tanteando como ciego nuevo,
el camino que los lleve a la fe.

El caballero herido

Si de las cenizas polvorientas y tibias
el regresa, ha de ser en forma distinta
pero con la misma escencia
su forma de amar muto,cambio,mejoro
su enojo apaciguado,se torna en amor
su enfado es con el mismo, y con la vida
es que sus pensamientos,dificiles fantasmas
lo acosan y torturan,sus miedos desapareceran
con la llegada del amor esperado.
mas sus lunas sabe que no seran las mismas
sabe que seran mas amargas y menos duraderas
pero su fidelidad y su amor eterno lo guian
hacia lo que es su destino.
El tiempo puede ser su aliado y su peor enemigo...

Adentro

El abrazo congelado, la risa tensa
la espera del amor tardio,
la esperanza vana y escaza
del centinela que espera la recompensa
la fe resquebrajada del que no llega
todo eso tengo dentro
la ansiedad de tus caricias,
la necesidad de tu amor sincero
aca estoy! mirame!
soy el que esta a tu lado
a veces silencioso, otras tantas
vociferando mis verdades,
 a medias y equivocadas, parciales retazos 
de mi mente en agonia
me desespera la idea de no tenerte.

Baile de sombras

Las sombras de sus cuerpos amigados
los roces sutiles y enamorados
las palabras complices y eternas,
caminan como un lobo enmascarado
y en su vientre, latente, la prueba 
fisica del engaño,la verdadera razon
la mentira consagrada
el espanto mortal de la calma en sus almas
la primogenita incognita se devela
la verdad y el amor quedaron en desuso
las pesadillas veladas noche a noche, 
no sirvieron de cobijo para su mente enferma,
el solo se fue apagando como luna nueva
pero ha de resurgir
algun dia, alguna noche cualquiera.....

Las cosas mas importantes de mi vida

Tus ojos abrazados a los mios
tu piel canela, que me cobija
tu perfume unico, tus mañanas
tus noches, el roce de tus labios.
Tus tristezas y las mias,
nuestras escasas alegrias
 intensamente vividas
Los retoños de tu vientre
que florecen a la vida
como personas geniales,
pero con la genialidad simple,
de ser sencillos y buenos
por que en ellos late tu escencia
mi vida brota de sus sonrisas,
nuestro amor se justifica.
Se regocija mi alma al verte dormir
y te cuido y te acaricio,
y huelo de tu respiracion
mi dulce aliento de vida.
No quiero pecar de rebuscado
poeta solo quiero enumerar
las cosas mas importantes de mi vida.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Deja Vu?

Estuve esperando que se me cayera alguna idea para la edición de la revista, es que después de 20 años de inventar historias de terror, se me había agotado el tintero de la imaginación. De pronto mi vieja Rémington dejo de dar frutos, dejó de pagar la renta y de conseguir alimentos. Mascaba interminablemente un chicle desgastado con sabor a nada y cero azúcar, encendía y apagaba decenas de Parliament, escribía insultos algunos para mí y otros para mi Jefe de redacción Miguel Rodríguez, un encumbrado mediocre al cual pagaban un jugoso salario por criticar lo que no entendía.
Ese era quizás mi mayor escollo, el tener que soportar que ese infame, que no sabía nada, se metiera con mis bebés una y otra vez, ridiculizando mi esfuerzo.
Entonces comencé a escribir, como catarsis, las cien formas de eliminarlo.
Comencé con algo sencillo: Irrumpí por la puerta, ante la mirada atónita de su secretaria y amante Gloria – o La Negra – una chilena bien agraciada de bellísimos rizos azabaches, metí la mano en mi saco y saque mi reluciente Magnum 357, que compré en la armería de la vuelta, y descargué las seis luces que me llevaron a mis mejores años de paz.
Pero eso hacía suponer que el final de su historia era demasiado rápido, si al fin mi jefe merecía un poco de sufrimiento, entonces empecé a engendrar miles de ideas para deshacerme de él.
Casi sin querer – decía otra de mis historias – le solicité a mi jefe el auto de la empresa con la escusa de llevarlo al lavadero, me alejé de la oficina, lavé el auto en lo de mi amigo Mariano y lo estacioné en una arbolada cerca de la vía muerta, a 6 cuadras de la estación Retiro, caminé hasta las vías y tomé 2 piedras bien duras y con ángulos filosos, me dirigí al estacionamiento de la empresa, y sin que nadie sedé cuenta golpeé los caños de los frenos, si esos que llevan el fluido. A las 6 de la tarde en forma puntual el se retiraba, tomaba la avenida principal y luego subía a la Panamericana, a mi jefe le gustaba la velocidad, y en una curva pronunciada tocó los frenos y no respondieron, su cadáver quedó irreconocible, solo pudieron saber su identidad por la dentadura.
Pero esta teoría dejaba cabos sueltos, todos sabían que yo le tenía mucha bronca, por lo tanto sería el principal sospechoso, además involucraría a mi amigo, y sabrían que salí muy rápido del lavadero.
No quería quedar pegado, pagar a este inservible con años de mi vida era peor, era como que el se salía una vez más con la suya desde el más allá.
Me levanté ofuscado por no poder siquiera en la ficción, librarme de esa molestia, me acerque a la heladera, tomé un poco de gaseosa, hagggg!!! No tiene gas, y me dejó un sabor metálico. Enciendo un cigarrillo y bajo la persiana de la sala, el sol caía hacia el lado de esa ventana, a mi me gustaba por que le daba a mi habitación un confortable color sepia, pero el resplandor no me dejaba escribir.
Dí vueltas a la mesa mirando el papel a mitad de mi vieja Rémington, la risa burlona de mi jefe salía del papel, parecía un fausto entre la luz sepia del atardecer y su risa enfermiza, señalándome, otra vez triunfante.
Volví como el toro al rojo paño, decidido a librarme de Miguel para siempre.
Me tomó seis renglones el preparar el plan perfecto, sencillo, limpio y sin ruido.
Seis renglones que me dieron la paz que tanto anhelaba, pero aún no tenía historia, bueno que importa si ya lo maté, mañana cuando me levante el no va a existir.
Me acosté y dormí como un niño, incluso no recuerdo haber soñado, solo un velo negro como si mi imaginación se hubiera agotado en las 6 hojas escritas con las distintas formas de matar a ese energúmeno.
Suena el despertador y me avisa que mi patético día comienza, otra vez la rutina, el mismo desayuno, un ennegrecido café que esperó toda la noche a fuego mínimo, y la media porción de pizza fría que sobró de anoche.
El apretujado viaje en tren, hasta el centro, una cesión de subte en hora pico, la caminata de las cuadras que separan a la estación Uruguay y la avenida Córdoba.
Pero el paisaje estaba nervioso, un remolino de gente se agolpaba en la puerta de la redacción, dos patrulleros y seis canales de televisión.
La negra se acercó y me abrazó bañada en llanto – Se murió…. Estaba escribiendo y Murió..-  Quien – Le pregunté – Migueluchis- dijo ella, no salía de mi asombro.
Me colé entre dos policías que trataban de contener a la masa de periodistas y curiosos.
Subí las escaleras llegué a su oficina y lo vi, tirado sobre su  Olivetti cero kilómetro, varios papeles en el cesto, recogí uno del piso que decía – Cuando el entró por la puerta de mi oficina lo observé, traía un extraño bulto bajo su saco, un impulso me llevó a tirarme sobre él, lo reduje y le saqué un hermoso revolver que llevaba no sé con que fin.

No podía ser, el escribió su salvación, como si aquella tarde nuestras maquinas de escribir estuvieran conectadas, como si nuestras mentes jugaran al gato y el ratón, o quizás la muerte jugaba con los dos… y él perdió.
Miré de refilón la Olivetti con el papel que parecía en blanco, mientras un oficial de la federal me sacaba a los tirones de la escena del crimen.
Esa noche no pegué un ojo, me retorcía entre la alegría de no ver más su rostro y la preocupación de ser el sospechoso principal. Al día siguiente llego tarde al trabajo flotaba un ambiente de luto, no se escuchaban ruidos de maquinas, ni conversaciones al costado de la cafetera, y sentí sus miradas inquisidoras clavadas en mí – Qué?...- pregunté nervioso, agacharon sus miradas como temerosos.
Me senté en mi escritorio, y el resorte de mi silla me pinchó como todos los días. Me levanté no podía soportar tantas miradas, cuando recogí mis cosas para irme me detuvo un hombre de rasgos duros, ensobrado en un largo sobretodo gris – Buenos días, soy Inocencio Rex, Oficial de la federal encargado del crimen de Miguel Rodríguez…-
Comencé a transpirar frío, se notaba mi nerviosismo, fue cuando Inocencio lanzó su pregunta – Que hacia Ud. En la oficina el día del crimen, que se llevó?... – Nada – dije.
El no me creyó, me esposó y me llevó a la comisaría, al llegar me enteré que allanaron mi casa y descubrieron el papel donde había escrito la forma de matar a Miguel.
Fue mi condena, y esa noche en la celda al cerrar mis ojos volvió como un espectro la cara de mi jefe.
Al otro día sonó el despertador y esto me avisó que mi patético día comenzaba, otra vez la rutina, el mismo desayuno, un ennegrecido café que esperó toda la noche a fuego mínimo, y la media porción de pizza fría que sobró de anoche.
El apretujado viaje en tren, hasta el centro, una cesión de subte en hora pico, la caminata de las cuadras que separan a la estación Uruguay y la avenida Córdoba.
Pero el paisaje estaba nervioso……

lunes, 10 de octubre de 2011

La Libelula

Mi taxi está parado en el asqueroso transito de un Buenos Aires de viernes a la tarde, suena mi celular. “Si, hable…” “Le comunico que falta 1 hora para que tome su vuelo, Sr.Gomez” “Que vuelo?.. Quien habla?...” “abra su maletín ahí encontrará todo lo que necesita, y recuerde que lo estamos observando” “debe haber una equivocación señorita yo no soy Gómez…” se corto el llamado
Si, algo le faltaba a este lluvioso viernes es que me agarre este transito y que me confundan con el bobo de la oficina.
Gómez ese patético hombrecillo, Su pelo engominado y sus anteojos de vidrios gruesos denotan una figura de andar torpe, Ja!! Pobre Gómez  vive llevándose las cosas por delante. Aparte confundirme a mi, 1.90 mts de estatura con ese alfeñique de 1.50, si hasta parece que su madre lo viste, zapatos negros del tipo escolar con suela de goma bien ancha, sus pantalones marrones con viejas manchas de quien sabe que, su estúpida camisa verde agua y ese suéter a rombos, ahgggg!!   Su mal gusto me hace doler los ojos.
La vez pasada uno de los muchachos, Troiani el cadete nuevo, quiso jugarle una broma a Gómez, la misma broma que se hace en cualquier oficina, le pego un papel en la espalda, que decía  “pegue Aquí” e íbamos todos y lo palmeábamos fuerte en la espalda.

No se que fue de la vida de Troiani, creo que lo transfirieron a la dependencia de Córdoba, no sé al fin y al cabo cadetes son los que sobran, distinto es que me transfieran a mi, ah! yo si soy indispensable….
Por fin se mueve este condenado taxi, y otra vez el celular “Siii…” atiendo fastidioso y la misma vos de mujer me dice “Sr.Gomez acate las ordenes que le dí, revise su maletín y regrese a destino, o tomaremos serías medidas, y ya sabe de lo que somos capaces” “Pero señorita ya le dije que yo…” cortó de nuevo la condenada.
La curiosidad me ganó y abro mi maletín, una 9mm niquelada apareció en primer plano rodeada de otros papeles una visa, un pasaporte y un grueso fajo de dólares. En el fondo un sobre de papel madera se encontraba cerrado por un hilo, “Vamos por Panamericana,…” le dije al taxista, que gracias a dios era de los que manejan y no hablan, si hay algo que odio son los tacheros que se las saben todas, patéticos, si supieran tanto no estarían manejando un taxi.
Tomé el sobre y lo abrí, metí la mano y saque la quinta hoja de un viejo informe de defensa que se había descartado hace muchos años en la oficina,  se encontraba garabateado pero me lo conocía de memoria, ya que había realizado la corrección del mismo, pero terminamos por descartarlo, dado que sería raro que no siendo nuestro país una potencia nuclear alguien se le ocurriera atacarnos con una bomba o algo así.
Sacudí el sobre que parecía vacío y cayó una servilleta de papel como las que te dan en los cafés con su doble borde de color azul, en una de sus esquinas tenia el dibujo de una libélula, la abrí tenia varios puntos escritos con horarios, nombres, direcciones y ordenes precisas, miré mi reloj y ya habían pasado 5 minutos desde el primer llamado.
Observo el primer punto y dice: Panamericana bajada San Fernando – Aeródromo – Bell Air Company

Los muchachos de la oficina sabían de mi compulsión por las novelas de misterio, por lo que seguí mi impulso y le dije al taxista, que bajara en San Fernando y me deje en el Aeródromo, no se por qué me olía detrás de esto una pesada broma de los muchachos y les seguí la corriente.
 Me bajo del taxi y mis zapatos se posan en un charco que creó la lluvia, “la puta madre, mirá el traje nuevo…” la broma les va a costar cara, me doy vuelta para pagar el taxi pero este se aleja rápidamente, me quedé con el dinero en la mano viendo como salía como endemoniado, bueno al menos voy a usar el dinero para la tintorería.
Me enderezo meto la mano en el bolsillo interior de mi piloto y saco un paquete de  Marlboro, enciendo uno y me dirijo hacia el mostrador de Bell Air Company.
Al llegar apoyo mi maletín sobre el mostrador, y aparece una hermosa mujer de cabellos negros y grandes…Ojos, entregue el pasaporte y el pasaje que estaba dentro del maletín, miro mi reloj y faltaban 5 minutos para que se cumpla la hora, y dije ahora van a aparecer los muchachos y seguro que me llevan a un cabaret de por acá, la mayoría sabía que hoy es mi cumpleaños. La morocha me entrega mis papeles cuando por detrás de mi hombro siento una mano que me agarra fuertemente. “Camine y no intente mirarme Sr.Gomez..” Mis pies casi no tocaban el suelo cuando me metió de un empujón al baño y recibí un golpe que me durmió….
Me despierto y no puedo ver nada solo siento el zumbido del avión y el olor a tabaco. De pronto una voz grave, con un extraño acento susurra a mi oído  “Despierte Sr.Gomez” me sacan una capucha negra, y observo en frente mío un señor muy bien vestido que sostenía en su mano izquierda un gran puro Cubano y en la otra un vaso con un mojito, su refinada apariencia se destacaba, impecable traje negro, Versace quizás, unos impecables Ferra gamo con un zarcillo en forma de Omega, los cuales nunca tocaron la tierra dado que su suela se encontraba intacta.
Da una larga pitada me mira fijo y dice: “Es un placer el tenerlo frente mío Sr.Gomez, debo aclarar que no soy una persona que aparezca frente a cualquiera… pero como soy un hombre de negocios envíe por Ud. para terminar nuestro asunto…tiene los informes?” en ese momento la morocha que me atendió en el mostrador de Bell Air me quitó de un tirón la cinta que tapaba mi boca, y se sentó a su lado con un andar felino que denotaba que era solo una cosa, su amante.
“Aquí debe haber un error yo no soy el Sr.Gomez, Soy….” “ Esta bien, lo llamaré libélula tengo entendido que así lo llaman no?” “De que me hablás.. No conozco a nadie con ese nombre, solo soy un tipo común que se dirigía a su casa después del trabajo…pensé que todo esto era una broma”
“Una broma Sr. Gómez, déjese de vueltas y entrégueme esos informes, le puedo asegurar que puedo ser muy persuasivo….” La chica se vuelve a poner de pie y pone un celular en mi oído y escucho la voz de mi novia llorando y diciendo que le de lo que piden o sino la van a matar,“Entonces, Sr. Gómez?...que responde” Me recorre un sudor frío por todo mi cuerpo, una electricidad como las que ocasiona el exceso de adrenalina. Pero debo obtener mas tiempo y así poder ordenar mis ideas, y le dije  “Déme tiempo debo resolver algo antes” “Por supuesto..Le daré 48 hs y lo dejaré en Ciudad del Este
para que atienda sus asuntos, pero recuerde que como buen hombre de negocios me cobro las garantías…”

Nuevamente sentí un golpe que me adormeció, para cuando me desperté habían pasado algunas horas, estaba en una sucia habitación de un hotel, olía a alcohol y una mujer desnuda yacía a mi lado, en mi mano la todavía humeante 9 mm me ponía en evidencia, guardé el arma entre mis ropas y busqué en mi piloto el paquete de cigarrillos pero solo encontré un Cohiba siglo I, listo para fumar, quizás era un recordatorio de que aquello no había sido un mal sueño, revisé mi bolsillo interno y encontré la servilleta y leí el segundo punto que decía  - Calle Padilla – Parque Las Américas – Magangue – Colombia. Tomé el maletín abrí la puerta de la habitación y me topé con el conserje que me habló primero en guaraní y luego me dijo – Dale que se te terminó el turno- “bueno ya bajo paragua, y te pago pero a la piba dejala dormir un rato” con lo cual el conserje dio media vuelta y se encaminó hacia la recepción.
Pagué la habitación, salí a la calle y tomé un taxi le pedí que me llevara al aeropuerto.
Pase todo el viaje observando por la ventanilla casi como somnoliento, desobedeciendo al chamamé que escuchaba y cantaba el chofer del taxi, salgo de ese trance cuando la voz chillona del chofer me indica que estamos cerca del aeropuerto, entonces me doy cuanta que debo deshacerme del arma, pero como hacerlo, entonces estornudé fuertemente en su oído, y dejé caer el arma debajo del asiento del conductor. El chofer me insultó en guaraní y me dejó en el aeropuerto. Al bajar noté movimientos extraños en la Policía, los agentes actuaban como nerviosos y recordé el cadáver de aquella chica en el hotel, quizás estaban tras mis pasos, me acerque al mostrador de TAM y pregunté si tenían algún vuelo a Colombia, me dijo que no, me dí vuelta y veo que dos policías hablaban por radio y miraban hacia donde yo estaba, y ahí me volví y le pregunté a la señorita si tenía alguna reserva a mi nombre, Raúl Gómez, a lo que ella respondió que si y se dispuso a realizar el check-in,
Los policías se acercaban cada vez más y me impacienté ya los tenía a dos pasos de mi cuando un hombre que estaba en la fila de al lado mío comenzó a correr en un minuto la policía lo redujo y los perros antidrogas olfatearon la mercancía escondida en su saco, me hice casi invisible entre la gente y abordé el vuelo a Colombia.

La horrible comida del avión me descompuso, voy al baño y cuando paso cerca del teléfono del avión, este suena, y atiendo “Hola”  “Sr. Gómez veo que dejó cuidad del Este…recuerde que solo le quedan 36 hs para terminar nuestro negocio” “No lo he olvidado..” “nos pondremos en contacto..”
 Aterrizamos en  Cartagena  y lo primero que hice fue comprar un mapa de rutas y rentar un auto o carro como le dicen aquí, me dirigí a la ruta B hasta empalmar con la 25 y por esta hasta llegar a la ruta 78 donde llegué a Magangue.

Una pequeña Cuidad cerca de un lago, con típicas construcciones de origen hispánico.
Pregunte a los lugareños donde estaba la calle Padilla y ellos me guiaron gentilmente, recorrí las callejuelas hasta que me topé con un bar de mala muerte, será aquí, tome nuevamente la servilleta y leí el tercer punto que decía – Tres Esquinas – Cola de pétalo- Sr. Gómez, estaba desorientado pero usé mi lógica y conté una, dos, tres esquinas en la tercera se encontraba este bar y me pregunté que es cola de pétalo? Debe ser una bebida típica o una clave.
Entré al bar, me senté y el cantinero me preguntó que quería tomar y le dije “Una cola
de pétalo…” Soltó una carcajada y me dijo que era eso y le respondí “es una bebida de mi país…disculpe….Se encuentra el Sr. Gómez”  Se le borró la sonrisa y le dijo a un chico que estaba limpiando el piso que lo busque a Gómez. Por una de las puertas aparece este gigante adornado con tatuajes carcelarios y con cara de muy pocos amigos,
Y no lo dejé ni hablar “Gómez tenés que decirles la verdad tienen a mi novia y si no le entregás lo que piden la van a matar vengo escapando desde ciudad del este…la chica….hotel muerta….” Me fui callando de a poco, el solo me miraba hasta que el cantinero le susurro “debe ser policía cuidado”, y sin mediar palabra este gigante arrancó de su cintura una escopeta recortada. Antes de que pudiera apuntarme corrí hacia la salida, y un estruendo me dejó medio sordo..fue el escopetazo que dio en una de las puertas. Subí a mi auto y lo encendí todo en un mismo movimiento, aceleré hasta perderlos y doble en un pequeño callejón me recosté sobre el asiento del acompañante todavía estaba agitado y sudoroso, viendo por el espejo retrovisor vi pasar una camioneta repleta de gente armada, creo que los perdí definitivamente.
Me incorporé y miré primero a mi derecha y luego a mi izquierda y leí “Libélula Bar”
Entré esta vez en silencio, no iba a cometer dos veces el mismo error, tomé la servilleta de mi bolsillo y me senté en la barra. El cantinero me dijo “Que va a tomar?..” dudé y solo atiné a leer la servilleta y dije “Tres esquinas”  el cantinero se dio vuelta , en ese momento contuve mi respiración como esperando que me apuntara con algo, y tomó una botella de Ron y me sirvió un vaso, respire aliviado y mi mirada se perdió en el remolino de la bebida alcé mi cabeza y observe un gran insecto que estaba enmarcado en el centro de la parte superior de la barra, a modo de trofeo, El cantinero me pregunta “ Sabe lo que es?...” a lo que respondo “Cola de pétalos” y me dice “ El Sr. Gómez lo espera detrás de esa puerta…”
Bebí mi trago de un solo sorbo, quizás fuera ese mi último trago, miré mi reloj tomé el maletín y me dirigí hacia la puerta.
Fui a dar a una habitación donde, sonaba música clásica, habían interminables estanterías con frascos repletos de insectos, un hombre sentado de espaldas a mi trabajaba con una gran luz enfocada sobre el escritorio, y dijo “Atrayentes insectos las libélulas, parecen inofensivos pero son grandes depredadores…pasan desapercibidas ante el ojo común pero son una maquina perfecta de matar” el hombre se da vuelta y era el alfeñique de Gómez, ese ratón de escritorio del que todos se burlaban. Si bien estaba algo cambiado no traía sus gigantescos anteojos y por cierto estaba muy bien vestido,
“Pero vos Gómez …que es..yo…” “Es mi último trabajo, digamos mi seguro de desempleo, y te elegí a vos para que continúes mi obra ..” “Pero yo no se nada, ni siquiera se que buscan estas personas y tienen a mi novia …” “En este negocio a veces saber menos puede salvarte la vida…” refirió “aparte te elegí por tus cualidades…sino fijate como resolviste lo de la chica que te puse en paraguay o el incidente en el bar el Gabo”  “fuiste vos enano de mierda…te voy a..” “Pensalo bien, nunca actúes sin pensar..” me contuve y empezó a contarme que tras años de dedicarse a asesinar gente por encargo dio con este trabajo y que el pedazo de informe que tenía en el maletín ocultaba una clave para destrabar una gran cantidad de dinero proveniente del narcotráfico, el cual su cliente estaba interesado en tener a toda costa, pero que el no tenía la intención de dárselo, es más ese era su seguro de desempleo.
“Este trabajo debe pagar mi ultima expedición a Australia ahí se encuentra lo único que no poseo una Rock master de cuerpo azul, hermoso ejemplar” suspiró y comenzó a explicar la forma en que realizaríamos la entrega.
“Cítalo en este lugar, y recordá que las libélulas preceden a las tormentas” y me dio el resto de aquel informe.
Entonces después de explicarme como realizaría la entrega acomodó la solapa de mi saco, levanto parte del mismo y busco en el bolsillo interior donde guardaba la servilleta, se dio vuelta, escribió algo y dijo “ No lo leas hasta llegar a Buenos Aires y seguí al pie de la letra lo que está escrito”.
Tomé el avión a Buenos Aires comí algo en el aeropuerto, con los dólares que me quedaban compré un buen traje, unos buenos zapatos y me encaminé hacia el punto de encuentro.
Suena mi celular “Sr. Gómez le perdimos la pista en Cartagena, tiene lo mio?..” “Por supuesto pero se lo voy a dar cerca del Mangrullo en Cuidad Evita hoy a las 18 hs puntual, y traiga a mi novia..”
Corté, mi corazón palpitaba a un ritmo enloquecido, coloque la servilleta en mi bolsillo y salí hacia el punto de encuentro.
 Llegue primero y observe el lugar era un descampado lo único que sobresalía en el paisaje era la vieja torre de agua del barrio Cuidad Evita.
Al volver mi vista hacia la Richieri vi las 2 Hummer negras que llegaban de donde se bajó este hombre bien vestido con su amante, del segundo vehiculo bajaron 4 personas armadas, uno de ellos sostenía del brazo a mi novia.
Metí la mano al bolsillo y todos se pusieron nervioso y comenzaron a apuntarme el jefe levanto su mano, y en ese instante dije “Solo voy a sacar un papel…” Saco el papel y dice – Entrega el informe conta hasta 5 y agachate- me acerque hasta el hombre y entregue el informe mientras el chequeaba le dije que soltara a mi novia , habían pasado los 5 segundos, me agache y el lanzó una carcajada y dijo “Bueno me ahorraste el trabajo de pedirte que te pongas de rodillas..” Saco una glock  y me apunto apreté mis ojos como esperando el disparo cuando, sentí un zumbido cerca de mi cabeza luego la sangre de ese maldito corrió por mi cara.

La libélula estaba cazando a sus victimas desde la vieja torre de agua, tomé la Glock y maté a la novia del jefe y al chofer de la camioneta la libélula desde la torre hizo el resto, pero no pude evitar que mataran a mi novia.
No me sentí  nervioso, no me sentí dolido, solo experimente paz interior tomé aquel Cohiba de mi bolsillo lo encendí y realice una reverencia hacia la torre de agua, un reflejo de luz me respondió desde lo más alto
Una tormenta se acerca y sobre mi hombro se posa una libélula el viento arrastra el papel que había dejado caer en el tiroteo, lo junto del suelo y leo –SUERTE  0123364879694848 – Bco. General – Bahamas.

La libélula obtuvo su seguro de desempleo, y seguramente partió en busca de la Rock Master de cuerpo azul, pero ese día me dejo 3 Cosas Dinero, una nueva profesión y un apodo. Ahora mis clientes me conocen como el Sr. Gómez.

Furibundo Reptil

El clava sus colmillos, afilados cuchillos
Clama a gritos su experiencia animada
Entorpecida la presa se entrega
A la sutil escritura, descriptiva, alucinante

De poeta y de loco lo tiene todo
Sus palabras confunden mi simple cabeza
Quizás ya sea su presa.

Inocencia es lo que le falta
Lo encuentro culpable de hacerme adicto
De sus letras, de su decir,
Clamo entonces clemencia al sublime reptil
Clamo entonces por más de su pluma sutil.

Un Gabriel en la tierra

Si en ofuscada contienda un ángel cayera?
Habría de estar entre los grandes, sentado a la mesa?
Y si con equivocada certeza digiera
Que los elegidos son aquellos comunitarios reunidos
En enjambre descriptor de emociones.

Donde irá a parar el Gabriel, si la tierra tocara?
Caballero de espalda alada
De pluma sutil, y vivaz
Encendida por las noches de musas salvajes
Descarnado de amor parece, de amor de madre

No se si este, pero parece
Gracias a la lucha eterna, está entre nosotros
Los comunitarios señores de la palabra
Los agraciados, decidores de verdades a medias
Los simples, los sensibles amantes de las letras.

Crimen en la calle Pringles


Corría el año 55, cuando el mudo Gambini, un ladrón de poca monta del barrio Carabaza, fue encontrado muerto junto a su perro Zimba en la calle Pringles.
Era una de esas noches donde la fina garúa, calaba las  almas de los valientes que trataban de hacerle frente, esa lluvia con mezcla de niebla, sabía cubrir bien a los enamorados en los callejones y  esconder bajas pasiones, odios y rencores. Lo cierto es que aquel sabandija no merecía tal muerte, tanta ira, tal rencor y desprecio por la vida humana.
Si bien Gambini era un ratero, pertenecía a una “familia” ,los Cancerberos,  familia la cual tiene a sus hijos bien vigilados, y si sospechaban que el hijo había torcido sus pasos lo “ mandaban a dormir sin comer”, como sabia decir Pedro chico el mandamás de la familia.
Se dice que fue por amor, otros que fue por una deuda no pagada, pero lo cierto es que el cuchillo penetro su garganta y terminó en su ombligo, esparciendo sus viseras por el adoquinado de la calle Pringles, solo su perro, mudo testigo de aquella noche puede dar fé de lo ocurrido.
Era un día como cualquier otro en la Argentina del General, las fábricas abarrotadas de trabajadores, los trolebuses cargados de poderosos brazos dispuestos a forjar el futuro, se movían como gigantescos ciempiés hacia las zonas portuarias, los canillitas pregonaban las noticias “la nación quinta, La princesa Sofia presenta sus joyas en el museo de arte…” o “ Extra, extra  sin pistas sobre el cargamento de dinero desaparecido…..” Los cierto que los gritos del pequeño canillita se perdían en la maraña de sonidos de la cuidad.
El mudo el menor de los 14 hermanos Gambini, era un hombre de origen italiano criado en las riberas de la Boca, en la época en que lo conocí solo era un muchacho bueno de condición humilde y corazón amplio. Nos hicimos amigos por casualidad yo viajaba a la casa de mis abuelos en el trole 403 cuando un problema mecánico me dejó a pata, entonces metí la mano al bolsillo y solo contaba con una moneda de 25, pedí entre la gente pero nada, todos estaban embarullados en sus problemas, mis problemas crecían hasta que llamó mi atención un pobre ciego que estaba en la esquina de la plaza.
Sus ropas harapientas, y su falta de higiene me hablaban de que no la pasaba muy bien, y con voz quebrada casi como un moribundo pedía “10 centavos por caridad 10 centavos para poder comer…” .Sentí en ese momento de que mis problemas de traslados no eran nada ante aquel pobre ciego, me compadecí de él y le dí mis 25 guitas, dejandolas caer en la lata de tomate que tenía por alcancía, “Dios te ayude hermano… pero solo te pedí 10 centavos no 25…” me quedé sorprendido, como había podido adivinar de cuanto era la moneda si ni siquiera la tocó, entonces bajó sus lentes oscuros y guiñandome un ojo, me dijo “ Tomá las 25 guitas y seguime…”
Presuroso tomé el dinero y nos encaminamos hacia un callejón cercano, el caminaba con dificultad y me pedía que lo guiara. Ni bien doblamos la esquina del callejón se entró a reir. “En serio me querias ayudar, sos un perejil, no te diste cuenta que veía, si apenas te marque que bajaste del 403 me di cuenta de que sos un pelagatos…” lo que pasa es que pensé que estabas en apuros y con hambre, entonces…” entonces larga otra carcajada que casi lo deja sin aire y dijo “ vení yo te voy a enseñar a sobrevivir pero te doy 2 o 3 truquitos y depués estas solo eh…”
 Comenzó entonces a enseñarme el cuento del tío, la media uruguaya, y la forma en que debía hacerme el ciego, “ Bueno listo con eso tenés para defenderte..”
Me paré entonces en la esquina de Agüero y Perón y comencé con lo del ciego, al rato me vi rodeado de tres personajes salidos de los prontuarios de la Federal, un petiso tatuado, otro falco con la vista perdida y el más agresivo bien vestido de traje y corbata, lo que me llamó la atención.
Me increpaban “Eh tomatelas de acá ..”  “esta es nuestra esquina chambón..”; como un relámpago cayó el mudo e inundó de golpes la escena, “ dejen al pibe que está conmigo…” todos salieron corriendo, y el de traje al huir decía “ se va a enterar Pedro chico, sabelo…”
Entonces el mudo me levantó del suelo, en donde me encontraba después de haber recibido un golpe en el revuelo, y le dije “ te debo una…” a lo que contestó “ Una son la cantidad de vidas que tenés cuidate..” y se marchó con rumbo a la calle Pringles, entonces lo seguí, siempre a distancia, escondido entre la gente. En un instante se dio vuelta pero me oculte detrás del canillita le pedí un diario, “Extra, extra sin pistas sobre el  cargamento de dinero desaparecido..” gritó cerca de mi oído el pequeño, entonces compré el diario con mis 25 guitas y lo seguí. El dio vuelta en la calle Pringles y se internó en un conventillo, en la pieza de arriba estaba su guarida, cruzando el patio adornado con guirnaldas de ropa colgada, glicinas en las macetas, y canarios enjaulados.
Una señora gorda me salió al paso y me dijo que me fuera pero insistí en ver al mudo, giro su regordete cuello y Gritó “Mudooo te busca un perejil…” (que tienen contra el perejil en este barrio todavía no lo sé).
“Dejalo pasar ..” entonces doble el diario por la mitad y me encaminé a la pieza. Un ambiente pesado de encierro se respiraba en esa pieza de  dos por dos, donde se repartía las horas entre el catre, la vieja silla de paja trenzada y el calentador a Kerosene donde silbaba un tango su ennegrecida pava.
“ Sentate, y pasame el diario..” acepté u obedecí no sé cual de las dos. Entonces me dijo “Quien pudiera hacerse con esa guita no?..” “ con cual?..” le respondí “Con la guita del embarque perejil, con cual otra….” (otra vez con la hierba aromática). Fue cuando recordé una historia que me contó mi abuelo Agustín. En ella describía la forma en que el se vengaría de un patrón, que lo echó del trabajo por salir con la que ahora es mi abuela, el decía que todos los días a las 5 en punto el patrón llamaba a un camión de caudales para retirar la recaudación de la fábrica, el sabía que ese era solo un artilugio para sacar el dinero en un viejo camión conducido por su lamebotas Pedro hijo de un amigo suyo. También sabía el lugar exacto donde lo guardaban hasta el otro día. No hice más que relatarle el cuento al Mudo, “ y si fue tu abuelo?..”  “No creo ..” respondí “Mi abuelo murió hace una semana, en la miseria total… Imposible..”. “Decíme en donde lo queria esconder…” “ en un viejo galponcito de la calle Luján, donde mi abuelo tenía un horno de barro..”. Y nos dirigimos presurosos, tomamos el trole, y llegamos al trote a la Calle Luján. Su polvorienta bienvenida opacó mis zapatos, entonces entramos en el galpón y comenzamos a revisar nerviosos casi desesperados.
Y bajo una lona, cerca del horno de barro encontramos 3 bolsas, El mudo sacó su cuchillo y cortó el costado de una “ esta llena de guita…me salvé..Ja ja..” a lo que respondí “ Siiii nos salvamos…”. Dejó de reírse y me miró fijamente, levantó su cuchillo ante mi y dijo “ Me salvé.. o que esperabas?.. que lo compartiera …Pe” “Si perejil… ya sé..” repliqué. Entonces tomó las tres bolsas de dinero y huyó corriendo.
Me sentí desolado, y volví a mi casa con la amargura que luego se convertiría en deseos de venganza.
Al paso me encontré con Perla, una morocha de clase media que me tenía loco, pero nunca la pude invitar a salir dada mi condición humilde. Me guiño un ojo, y cuando la iba a encarar me salió al cruce su vieja, una estirada que se la daba de ricachona “Vení para acá que ese solo te puede dar pulgas y mala vida…”
Mi corazón se volvió a romper; solo sin dinero y a pié, me dirigí  a mi casa a la pasada Andrés, un pibe del barrio me dijo “che hoy  se junta la crema de la crema en el baile  la tierrita, Venís?...mirá que va Perla..” Entonces sin nada que perder me preparé.
Me bañe, engomine mi pelo, lustre mis zapatos y me fui para La Tierrita. Las luces de Colores y los banderines le daban aire de fiesta a la noche, a la entrada como era de rigor el Negro Chiche  te palpaba de armas, pero yo era un tipo tranquilo y ya me conocían entonces me miró y me dijo “Pasá pibe..” con esa voz aguardentosa, que denotaba largas noches de alcohol y faso.
Sonaba los ritmos de Alberto Castillo, del maestro Troilo, entonces entró Perla, hermosa deslumbrante, acompañada de la arpía de su madre. Me acerco para cabecearla como es costumbre y se me interpone un dandy bien peinado, de traje a rayas y zapatos de charol. Se me adelantó y la invitó a bailar, la madre me miró mientras decía “Dale Perla salí a bailar con el caballero,..”. No hice mas que tragar la amargura y me encaminé al Buffet a tomar unos vinos, sabios bálsamos para el olvido. No se cuanto bebí esa noche, no era un tipo acostumbrado a la amargura del alcohol, a la salida de La Tierrita, me ataja el Negro chiche, pone su inmensa mano en mi hombro y sin decir ni una palabra me miró a los ojos… y me dijo todo, asentí con mi cabeza como pude y me fui a la calle. Caminé  y caminé, doblé la esquina de la calle Pringles y los encontré a los dos jugueteando al amor. No podía controlar mi ira y me acerqué precipitadamente lo dí vuelta del hombro y el respondió con un golpe, caí al piso y un perro me empezó a ladrar como desesperado, Perla ya había corrido hacia su casa como alma que la lleva el diablo.
Me incorporé y le reclamé “No podés hacerme esto, primero la guita y ahora Perla…” a lo que el mudo respondió “ Yo te dije que te enseñaba unos trucos, pero los mejores me los dejé para mí…Ja ja..” no terminó de decirlo que mi puñal atravesó su garganta y bajó súbito hacia su estomago. Limpié mi cuchillo y corrí hasta la casa de Pedro, mi amigo, y le dije “ Ya está hecho..”
La mueca de su cara denotaba una media sonrisa, al otro día partimos hacia Uruguay con el botín y nadie más supo de mí.